lunes, 9 de agosto de 2010

Un texto de Bernardo Canal Feijoo



Ninguna persona podría describir una manta santiagueña de forma más exquisita que el gran Canal Feijoó. La maravilla de una manta en este cuento “Mi cama es un jardín”, que escribió para finalizar un serio ensayo sobre la cultura en estos pagos. Encontré este libro (o mejor dicho, su fotocopia) en nuestra Biblioteca 9 de Julio.
Y las mantas que tejen las teleras “esas manos que conjuran, entre los cuatro palos del telar, el jardín del alma”!

Julieta Crivisqui


Mi cama es un jardín

Bernardo Canal Feijóo

Era una región más árida que muchas otras de la Provincia. De una aridez desoladora. De una árida desolación. Había un perro flaco que no ladraba, unas ovejitas cabizbajas que no balaban, sin duda porque nada podía recoger allí su voz……

Yo mismo, confieso, me sentí distendido y anulado. Y sólo mi automatismo de ser traslaticio y ambulatorio pudo llevarme a dar una vuelta al ranchito. Y fue contoneando una esquina que tropecé de manos a boca con aquello. Digo tropecé, pero en realidad lo que aconteció fue que aquello se me vino encima, me cortó el paso agresivamente.

Era una colcha santiagueña desplegada al sol entre dos estacas. Estaba armada de rojos, amarillos y verdes, en haces, y cuchillas, y zigzagueantes y masas que resplandecían, y coruscaban y crepitaban, en esgrimas, disparos, proyecciones y flameos, como dirigiéndose numerosamente al bulto. Aquello era algo así como el malón del color a plena luz. Diré, en una palabra, que allí mi inermia descubría el infinito número, el múltiple alarido, la ofensiva, la carga del color descolgado...

Fauna nunca vista, fantástica flora, triángulos, signos escalonados, reptiles misteriosos, soles y lunas y estrellas de cielos ignorados. Verdaderamente, la mano que conjura entre los cuatro palos del telar “el jardín” del alma, sabe de la magia de la creación divina.